La llegada del verano es un período que todos anhelamos e impone el dorado en nuestra piel. Existen distintas alternativas para lucir un bronceado sano, perfecto, perdurable y que no produzca daños cutáneos. Conozcamos los diferentes caminos que conducen al sol de manera inteligente.
El sol es como una moneda; tiene dos caras. Por un lado, es fuente de vida, incide en nuestro bienestar, ayuda a la síntesis de vitamina D y es antidepresivo. Pero por otro, la exposición abusiva genera daños acumulativos en la piel que pueden producir manchas, flaccidez y arrugas. También, en algunos casos extremos, puede llevar a lesiones cancerígenas. Por ello, si deseamos disfrutar de los múltiples beneficios del sol es necesario cuidar la piel antes, durante y después del bronceado.
La luz solar, como llega a la Tierra, está formada por radiación infrarroja (IR, un 56%), radiación visible (la luz, tal y como la conocemos a través de nuestros ojos, en un 39%) y radiación ultravioleta (UV, un 5%). Esta última es la responsable del bronceado y se descompone en los siguientes rangos de longitudes de onda:
La intensidad de los rayos ultravioletas es diferente en función de la hora del día. Además, la cantidad de rayos perjudiciales que llegan a la superficie de la Tierra se ha incrementado gradualmente por el deterioro de la capa de ozono. Sin embargo, este aumento en la nocividad de la exposición ha provocado una mayor concientización en la población acerca de sus efectos y la investigación en química cosmética acompaña estos esfuerzos con productos de vanguardia. Existen tres tipos de cosméticos solares: factores de protección que preservan la piel de las radiaciones, permitiendo un bronceado progresivo y sano; autobronceantes, que se utilizan como tratamiento preliminar para acelerar la pigmentación sin necesidad de tomar sol y, finalmente, productos humectantes y descongestivos para aplicar luego de la exposición.
Los fotoprotectores
La cantidad de radiación que llega a la piel suele superar su capacidad defensiva, por lo que necesitamos un cuidado adicional. Los filtros solares nos proporcionan esta protección; es por ello que están indicados en el cuidado de la piel frente a la exposición solar. Deben permitir un ligero bronceado controlando la radiación UV-B, a la vez que permitan la pigmentación directa producida por la radiación UV-A.
El grado de FPS del producto indica el tiempo que se puede permanecer al sol sin riesgo de acuerdo al biotipo cutáneo. Si bien es un poco esquemática, sigue vigente la clasificación del dermatólogo norteamericano Fitzpatrick para identificar los diferentes fototipos cutáneos.
Tipología |
Reacción a la exposición solar |
Descripción física |
Protección recomendada |
Producto más adecuado |
Fototipo I |
Individuos que prácticamente no se pigmentan y se descaman de forma ostensible. |
Piel muy clara, ojos azules, con pecas. Su piel, habitualmente no expuesta al sol, es extremadamente blanca. |
Máxima |
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Fototipo II |
Se queman fácil e intensamente, pigmentan ligeramente y descaman de forma notoria. |
Piel clara, pelo rubio o pelirrojo, ojos azules y pecas, cuya piel no expuesta habitualmente al sol, es blanca. |
Máxima |
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Fototipo III |
Individuos que se queman moderadamente y se pigmentan. |
Razas caucásicas, piel blanca no expuesta habitualmente al sol |
Máxima |
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Fototipo IV |
Se queman moderada o mínimamente, se pigmentan con bastante facilidad y de forma inmediata al ponerse al sol. |
Piel blanca o ligeramente amarronada, pelo y ojos oscuros (razas mediterráneas, mongólicas, orientales) |
Moderada |
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Fototipo V |
Se queman raras veces y se pigmentan con facilidad e intensidad; siempre presentan reacción de pigmentación inmediata. |
Piel amarronada (amerindios, indostánicos, hispanos) |
Moderada |
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Fototipo VI |
No se queman nunca y se pigmentan intensamente. Siempre presentan reacción de pigmentación inmediata. |
Razas negras |
Mínima |
Para extremar los cuidados, también es importante:
Autobronceante
Es una excelente opción cuando no nos alcanza el tiempo para distendernos al sol conscientemente.
El principal principio activo es la dihydroxyacetona (DHA) que cambia el tono superficial de la piel sin producir una modificación profunda en ella. El color queda en la superficie, sobre las células del strato córneo (SC), por lo que con la renovación celular se va perdiendo paulatinamente. Si queremos mantenerlo, debemos aplicar el autobronceante tres veces por semana.
También contiene eritrulosa, un hidrato de carbono con la capacidad de reaccionar con los aminoácidos de la queratina. Esta reacción da lugar a la aparición de un color marrón temporal, similar al que se produce en la reacción de Maillard. No se trata de un tinte o un colorante, sino más bien de una reacción química que produce un cambio de color en toda la región tratada, muy semejante al que se produce en una manzana cortada expuesta al oxígeno. En la piel, el efecto es comparable al que producen los rayos UV del sol.
Es muy importante preparar bien la piel antes de aplicar el autobronceante para que el color quede parejo. Para ello es ideal realizar un pulido y luego aplicar una emulsión humectante, así se puede distribuir fácil y homogéneamente el producto.
El resultado final del bronceado varía de acuerdo con el grosor del SC, el tono y pH de la piel de cada persona.
La técnica autobronceante no es incompatible con los baños de sol pero debemos recordar que el color que aporta no protege y para la exposición tenemos que utilizar un FPS.
Para después del sol
La prolongada exposición al sol hace que la piel se deshidrate por lo que hay que cuidarla con productos específicos. La Crema humectante con aloe vera y la Crema perlada con ácido hialurónico brindan la humectación necesaria para recuperar la tersura, suavidad y frescura perdidas. La hidratación tópica es tan importante como la interior, por ello debemos acompañar el cuidado de la piel con la ingesta abundante de agua.